Myatt de hoy La pregunta del lunes fue planteada por un CEO que preguntó: "¿Puedes definir la diferencia entre visión y misión?” Qué gran pregunta... siempre es refrescante para mí cuando un ejecutivo revisa su ego y hace una pregunta aclaratoria (por cierto, una característica de los grandes líderes) en lugar de pretender que sabe la respuesta. La razón por la que esta es una gran pregunta es que he sido testigo de que demasiados ejecutivos confunden la visión y la misión en términos de definición y aplicación. En el post de hoy, explicaré claramente la diferencia entre visión y misión…
Como telón de fondo para responder a la pregunta de hoy, quiero compartir un marco organizativo simple que desarrollé hace varios años para ayudar a los ejecutivos a comprender mejor la estructura de liderazgo. Al igual que una fórmula algebraica, el negocio también funciona de acuerdo con las reglas que rigen el orden de las operaciones. Mi premisa era que la lógica empresarial es similar a la lógica utilizada para resolver ecuaciones matemáticas: si intenta resolver un problema fuera de secuencia, obtendrá un resultado defectuoso. El marco dice así: “Valores debe sustentar Visión, que dicta Misión, que determina Estrategia, que emerge Metas ese marco Objetivos, que a su vez impulsa la Táctica que le dicen a una organización qué Recursos, Infraestructura, y Procesos son necesarios para respaldar una certeza de ejecución”. (Mike Myatt, 1988)
Permítanme ser claro: la visión y la misión son no intercambiable. Confundir la misión y la visión en la definición o en una secuencia de aplicación resultará en resultados inconsistentes. decisiones de liderazgo, la confusión entre las filas y la inevitabilidad de los resultados defectuosos. Es importante comprender que las declaraciones de visión están orientadas al diseño, mientras que las declaraciones de misión están orientadas a la ejecución. De hecho, es la visión corporativa la que debe determinar su misión. La visión es una imagen más amplia y orientada hacia el futuro, mientras que la misión se centra más inmediatamente en el presente. Es la visión la que define el final del juego, y la misión es la hoja de ruta que te llevará allí.
“Valores debe sustentar Visión, que dicta Misión, que determina Estrategia, que emerge Metas ese marco Objetivos, que a su vez impulsa la Táctica que le dicen a una organización qué Recursos, Infraestructura y Procesos son necesarios para respaldar una certeza de ejecución”. –Mike Myatt, 1988
Las declaraciones de visión, implícitas en la construcción de la fraseología misma, presentan una declaración del futuro previsto. Esta visión, si tiene éxito, debe estar respaldada por una ideología central y luego expresada con claridad y convicción. Una visión corporativa inexistente, ambigua o ideológicamente débil es nada menos que una receta para el desastre... Sería similar al proverbial barco sin timón a la deriva sin ninguna dirección o control. Como se señaló anteriormente, las declaraciones de misión deben reflejar un mayor enfoque en preocupaciones más inmediatas que respalden la visión general. Las declaraciones de misión tienden a ser de naturaleza más funcional y se ocupan de una variedad de puntos de contacto a lo largo de la cadena de valor.
De acuerdo con las analogías matemáticas anteriores, es importante señalar que tanto la visión como la misión deben verse como variables y no como constantes. Lo que quiero decir con esto es que tanto la visión como la misión deben mantenerse frescas y relevantes. Si su visión o misión se vuelve obsoleta e irrelevante, también lo hará su negocio.
Por último, aunque se trata de una discusión sobre las diferencias entre visión y misión, no olvide el primer y más importante paso... basar todo en valores fundamentales. No se deje atrapar por intentar desarrollar algo pegadizo para encapsularlo dentro de una obra de arte enmarcada que cuelga en su área de recepción pero que nunca se pone en práctica. Es mucho más importante que su visión y misión sea entendido por los empleados de la empresa y se traduzca en la autenticidad resultante de sus acciones. A sus clientes no les importa lo que pone en papel, pero les importa enormemente si la visión y la misión de una empresa se reflejan o no en una promesa de marca cumplida.
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