Si bien el arte de cerrar un trato requiere una gran habilidad, casi no se necesita ningún esfuerzo para explotar una transacción. Una de las formas más rápidas de ver cómo se evapora un trato ante sus ojos es dejar que su ego escriba cheques que su habilidad no puede cobrar. Si quieres cerrar el trato, asegúrate de dejar tu ego en la puerta. A lo largo de los años, he visto cómo los egos inflados acaban con más negocios que prácticamente cualquier otro factor. En la publicación de hoy, discutiré cómo evitar que tu ego interfiera con tu éxito.
Si tu los esfuerzos no se centran únicamente al satisfacer los objetivos de su prospecto, cliente o cliente, entonces su trato probablemente se derrumbará y se quemará ante sus ojos. Vender es un Servicio negocio, y no una plataforma para decirle a la gente lo maravilloso que eres. Independientemente de su experiencia o nivel de talento, si su estatura en la transacción eclipsa la de su contraparte, está pisando hielo delgado.
Existen numerosas formas de generar confianza, establecer la credibilidad, y comunicar la experiencia en la materia además de flexionar su ego. Hay una línea muy fina pero una tremenda diferencia entre la seguridad en uno mismo y la arrogancia. Los siguientes tres elementos son signos de que su ego podría estar interfiriendo con su capacidad para cerrar el trato:
Independientemente de cuál sea su título o sus calificaciones, la sutileza y la humildad son herramientas mucho más efectivas que la arrogancia y el ego. Los profesionales que más he respetado a lo largo de los años son aquellos que abordan los negocios con tranquila confianza sin sentir la necesidad de decirte lo buenos que son. Están más que satisfechos dejando que su reputación los preceda y dejando que el producto de su trabajo hable por sí mismo. Recuerda... El orgullo se vuelve antes de la caída... ¡Buena suerte y buenas ventas!
Este sitio web utiliza cookies.