La forma en que un líder lidia con la presión le dirá mucho sobre quiénes son como personas. Su reacción a la presión revelará la fuerza de su carácter y convicción, qué y a quién valoran, y si se puede confiar en ellos o no. La realidad es que la mayoría de las personas ceden ante la presión. Solo unos pocos manejan bien la presión, y aún menos poseen las cualidades para poder prosperar en la presión.
No hay escapatoria a la presión. Y en caso de que te lo estés preguntando, negar su presencia no significa que no exista y no hará que desaparezca. no es cuestión de Si encontrará presión como líder, pero cuando. Lamentablemente, vivimos en un mundo en el que demasiadas personas han ascendido a una posición de liderazgo sin haber estado nunca bajo presión. Cuando ocurre lo inevitable y la presión golpea con fuerza, muchos líderes simplemente se sienten abrumados.
Como se define científicamente, la presión es la relación entre la fuerza y el área sobre la cual se distribuye o aplica dicha fuerza. Pero la presión tiene un impacto que va mucho más allá del ámbito científico. La presión también puede representar el efecto de una fuerza aplicada contra los valores, las posiciones, las filosofías e incluso la voluntad de supervivencia de una persona.
Demasiada presión aplicada a un líder involuntario, no preparado, mal equipado o incapaz da como resultado un pensamiento defectuoso, malas decisiones y acciones incorrectas.
En sí misma, la presión no es ni buena ni mala. Lidiar con la presión es poco más que un estado de ánimo. Algunos ven el liderazgo como un privilegio y otros lo ven como una carga. Tiendo a ver el liderazgo como una carga de privilegio.
Sin embargo, nadie es inmune a la presión; algunos simplemente lo manejan mejor que otros. Pero aquí está la cuestión: la forma en que los líderes lidian con la presión a menudo es la diferencia entre catapultar una organización hacia el éxito y contribuir a su desaparición. La perspectiva correcta sobre la presión puede crear una nueva normalidad muy positiva, que analizo en mi reciente columna de liderazgo en CEO.com.
Según mi experiencia, los buenos líderes ejercen niveles tan altos de presión sobre sí mismos que las presiones externas parecen casi triviales en comparación.
Siempre me presiono a mí mismo para ser un mejor líder y una mejor persona; esto enfoca mis esfuerzos y proporciona una fuente de motivación intrínseca mucho más allá de cualquier presión extrínseca que otros puedan ejercer sobre mí. Las siguientes son 6 cosas que hacen los líderes inteligentes que transforman la presión de un pasivo a un activo:
- Conocete a ti mismo: Los líderes deben conocerse a sí mismos, sus fortalezas y debilidades, y dónde se comprometerán y no se comprometerán. Cuando un líder se siente cómodo consigo mismo, no temerá la opinión disidente y la diversidad de pensamiento, la alentará. Saber quién eres te libera para convertirte en un mejor pensador y un mejor líder.
- Plomo: El trabajo de un líder es adquirir y desarrollar talento. Cuanto más grande sea la organización que dirija, más dependerá su rendimiento del talento de su equipo. Cuanto mejor sea el talento y mejor utilice el talento, menos presión sentirá. La clave de la capacidad, el rendimiento y la escala no se encuentra haciendo, sino desarrollando a otros para que hagan. Los líderes que sienten la menor cantidad de presión son los que pasan más tiempo adquirir y desarrollar talento. Por el contrario, los líderes que sienten más presión son aquellos que sienten que deben hacer todo por sí mismos.
- Mantenlo simple: La complejidad crea presión. Los mejores líderes buscan simplificar todo lo que pueden. La simplicidad rara vez equivale a una falta de sofisticación; en realidad, demuestra una elegancia notable. La simplicidad impulsa la comprensión, lo que conduce a una certeza de ejecución. Una perogrullada con la que puede contar es que el rendimiento revive la presión.
- Obtener alineación: Los grandes líderes luchan por lo siguiente: una visión, un equipo, una agenda. Las organizaciones que tienen un propósito compartido, valores comunes e intereses alineados son simplemente más productivas que las organizaciones que no los tienen. La alineación de los valores y la visión elimina la complejidad de la toma de decisiones y elimina la ambigüedad del proceso de priorización. Los líderes que tienen alineación organizacional sienten menos presión que aquellos que no la tienen.
- Enfocar: Líderes enfocados Rara vez se siente presión externa. Los líderes desenfocados sienten que la presión les llega desde todas las direcciones. El enfoque brinda a los líderes una claridad de pensamiento que una mente desordenada nunca se dará cuenta. No es posible liderar una organización hacia un futuro mejor cuando la mente de un líder no puede ver a través de la niebla. Una organización nunca está bajo mayor presión o en mayor riesgo que cuando los líderes pierden su enfoque.
- Crear espacios en blanco: La mejor manera de mantener el enfoque es asegurarse de haber horneado en algunos espacios en blanco en TODOS los días. Cualquier banda elástica estirada con demasiada fuerza eventualmente se romperá; no hay excepciones a esta regla. Los líderes que no crean tiempo para el pensamiento y la planificación de calidad terminan tomando atajos y riesgos innecesarios. Permitieron que la presión los obligara a tomar malas decisiones que un pequeño espacio en blanco podría haber evitado.
¿Pensamientos?