Cincuenta y seis congresistas continentales firmaron el Declaración de la independencia en julio de 1776. Con cada golpe de pluma, los hombres cometieron traición y pusieron en riesgo sus vidas, su fortuna y su sagrado honor. El acto fue más que simbólico; añadió peso a la causa y ató su destino personal a la Revolución. No se podía negar que tenían piel en el juego.
Si bien el Ejército Continental había estado en guerra durante un año y las relaciones con la corona eran tenues, la firma de ese documento significó una ruptura total, un propósito moral y el compromiso de cada líder con la causa. Aunque vivimos en una era digital, la coraje mostrada por los fundadores proporciona una lección duradera. Incluso hoy en día, un documento firmado tiene un peso especial y no se puede negar que la palabra impresa tiene una gravedad emocional y una permanencia que los dígitos nunca tendrán.
Al escribir con cuidado, los congresistas no dejaron dudas sobre sus intenciones y al firmar amarraron su suerte a la de la frágil Nación. Su liderazgo enmarcó el argumento a favor de la Revolución y no dejó dudas sobre su compromiso con esa causa. Incluso dos siglos después, la mano inquebrantable de John Hancock permanece unida a las verdades evidentes reveladas en la Declaración.
Este ejemplo enseña una lección especial de liderazgo. Primero, las palabras cuentan; pueden cambiar el curso de la historia. Cuando las palabras importan como una declaración de visión o propósito, la participación del líder es aún más importante. A menos que participes en el proceso de formar las palabras, cedes a otros las ideas, la emoción y el arco de tu futuro. En segundo lugar, su firma importa. Ya sea que el documento sea una declaración de valores de la empresa o una nota de agradecimiento, la firma de un líder tiene un significado especial y peso emocional. Finalmente, si es importante, imprímelo. Los mensajes se ejecutan juntos en una pantalla, pero una hoja de papel con un solo propósito aísla una idea que puedes llevar, enmarcar o desmoronar, pero que no puedes ignorar.
¿Estás haciendo todo lo posible para enmarcar tu intención, manifestar tu compromiso y compartir tus ideas?
Si no, tome un ejemplo de los fundadores: saque una hoja de papel, escriba sus ideas y firme su nombre.
¿Pensamientos?
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