Las finanzas conductuales nos muestran que las decisiones financieras no se basan únicamente en la lógica fría y estricta. En cambio, nuestras emociones y atajos mentales suelen desempeñar un papel importante. Este artículo explorará cómo los diferentes rasgos de personalidad influyen en las decisiones de los inversores, arrojando luz sobre el lado humano de la toma de decisiones financieras.
La teoría financiera tradicional sugiere que las decisiones se toman mediante un análisis racional, pero nuestras emociones suelen tener una influencia más sustancial en las decisiones financieras. Las finanzas conductuales, una rama de la economía conductual, destacan que las personas con frecuencia recurren a atajos mentales, o heurísticas, para tomar decisiones rápidamente con un mínimo esfuerzo. Si bien este enfoque acelera la toma de decisiones, puede dar lugar a sesgos y errores debido a la falta de datos y la incertidumbre.
Nuestros rasgos de personalidad, particularmente aquellos definidos por la Cinco grandes—Apertura, escrupulosidad, extraversión, amabilidad y neuroticismo—juegan un papel importante en la conformación de nuestras decisiones. Estos rasgos, identificados a través del análisis factorial de las encuestas de personalidad, proporcionan una visión profunda de nuestro comportamiento y de los procesos de toma de decisiones. Este artículo se centrará en los efectos específicos de la extroversión y el neuroticismo en las decisiones de inversión. El análisis revelará cómo la personalidad influye en las estrategias y los resultados de inversión examinando estos rasgos en el contexto de la investigación actual y de las aplicaciones del mundo real.
Los rasgos de personalidad afectan significativamente la toma de decisiones en los mercados de capitales. Las investigaciones muestran que la extraversión y el neuroticismo tienen una influencia más significativa en nuestra evaluación de riesgos y preferencias en comparación con otros factores. Por ejemplo, las personas con niveles más altos de neuroticismo generalmente tienen menos probabilidades de invertir, mientras que las personas con altos niveles de extraversión tienden a ser excitables y muestran un comportamiento de búsqueda de riesgos. Los inversores extrovertidos son tomadores de riesgos que tienden a optar por inversiones más amplias y riesgosas. Esto reveló cómo la extraversión modera el vínculo entre el sesgo heurístico y la percepción del riesgo, haciendo que la relación sea más fuerte cuando la extraversión es alta. Por lo tanto, la extraversión puede amplificar la conexión indirecta entre los sesgos heurísticos y la toma de decisiones irracional.
Los inversores con altos niveles de neuroticismo y bajos niveles de extraversión generalmente tienden a invertir menos o a optar por inversiones de bajo riesgo. Estos rasgos influyen en las decisiones de inversión a través de vías distintas: un alto nivel de neuroticismo se asocia con expectativas pesimistas sobre los futuros rendimientos de las acciones y una mayor preocupación por los riesgos de cola, mientras que un nivel bajo de extraversión se relaciona con una mayor aversión al riesgo. Los inversores neuróticos también son más pesimistas sobre el crecimiento económico futuro y esperan una mayor inflación. Además, las personas con altos niveles de neuroticismo y extraversión tienen más probabilidades de adoptar una inversión cuando gana popularidad entre quienes los rodean. Cabe destacar que estos rasgos de personalidad siguen siendo importantes a la hora de afectar a las asignaciones de activos incluso después de tener en cuenta la aversión al riesgo y las expectativas de rendimiento. Esto sugiere que los rasgos de personalidad ofrecen información adicional sobre las decisiones de inversión a través de creencias, preferencias e interacciones sociales.
Como se mencionó anteriormente, los rasgos de personalidad existen en un espectro, cada uno con ventajas y desventajas. Dependiendo de la situación, los mismos rasgo de personalidad o un grupo completo de rasgos puede ser beneficioso o perjudicial. Por ejemplo, los líderes cautelosos pueden crear una impresión a corto plazo de control y gestión eficaz de riesgos, pero la cautela excesiva puede conducir a una aversión al riesgo tal que obstaculice el progreso y sofoque la innovación. Ser excitable puede ayudarle a expresar pasión y entusiasmo a colegas y subordinados, pero también puede resultar en volatilidad e imprevisibilidad, lo que puede resultar agotador para otros. De manera similar, la diligencia permite la atención a los detalles y el compromiso con el trabajo de alta calidad, pero cuando se lleva al extremo, puede convertirse en procrastinación y perfeccionismo obsesivo.
Comprender cómo influyen los rasgos de su personalidad en su comportamiento mejora la autoconciencia, lo que puede llevar a una toma de decisiones más informada, en particular en situaciones que requieren desapego emocional o consideración de sus tendencias naturales. Al reconocer sus rasgos dominantes, puede ajustar su proceso de toma de decisiones para que se alinee mejor con sus fortalezas y preferencias inherentes. Evaluación de los cinco grandes rasgos de personalidad es valioso para refinar la toma de decisiones, lo que da como resultado resultados más equilibrados, efectivos e informados. En palabras de Benjamin Graham, el padre de la inversión en valor y mentor de Warren Buffet: “Invertir no consiste en vencer a los demás en su juego. Se trata de controlarte a ti mismo en tu propio juego”.
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